Se entregan en Matagalpa las primeras cocinas ecológicas del proyecto financiado por Fundación Caja Navarra e Infancia sin Fronteras

Matagalpa, uno de los departamentos cafetaleros del norte de Nicaragua, también es conocida como Perla del Septentrión por sus características naturales: húmeda y verde. Sin embargo, una excesiva presión demográfica y el uso intensivo de leña por parte de sus habitantes está cambiando un paisaje que se encuentra sumido en un progresivo despale, como se conoce allí al fenómeno de la deforestación, habiéndose reducido la superficie de masa boscosa en un 31% desde 1990, según datos del Banco Mundial. Las consecuencias de este proceso sobre la biodiversidad y la fijación de dióxido de carbono son evidentes, así como la erosión del suelo y el riesgo de corrimientos de tierra en épocas de lluvia por la pérdida de masa vegetal. Uno de los factores que inciden en este alarmante despale, el uso de leña como combustible para cocinar, resulta además muy nocivo para la salud de las mujeres y de los más pequeños, que suelen pasar gran parte del día junto a sus madres en las cocinas.

Estas son las problemáticas que impulsan el proyecto que, desde enero del presente año, Infancia sin Fronteras ejecuta con la cofinanciación de la Fundación Caja Navarra en tres comunidades vulnerables de Matagalpa: Paz y Reconciliación, Villa Kokomo y Quebradahonda. Con el objetivo de reducir las enfermedades respiratorias, la emisión de gases tóxicos y la deforestación, el proyecto titulado: Fomento del uso de combustibles alternativos respetuosos con la salud y el medioambiente, está trabajando con 210 familias entre las que se fomenta el uso de un combustible alternativo: la cascarilla de café. Se trata de un combustible 7 veces más eficiente que la leña, cuyas emanaciones son menos dañinas y al que se tiene fácil acceso por encontrarse estas comunidades cerca de múltiples beneficios cafetaleros, como se conoce a los centros de procesado del grano de café.

A medio plazo, el proyecto no solo tendrá un impacto positivo medioambiental y sobre la salud, sino que ofrece oportunidades económicas a las familias, ya que se reduce considerablemente el gasto familiar en combustible y permite a muchas mujeres iniciar pequeños negocios de venta de arepas o tortillas, así como emprender microempresas de distribución de cascarilla auspiciadas por el propio proyecto.

A pesar de la compleja situación sociopolítica en la que se encuentra el país desde el pasado mes de abril, con las dificultades logísticas y humanas que conlleva, el proyecto ha podido alcanzar los primeros resultados. Ya se han entregado las primeras 50 cocinas ecológicas entre otras tantas familias de la comunidad de Quebradahonda; a quienes se han ofrecido capacitaciones para el uso de esta nueva tecnología y sensibilizaciones sobre los beneficios y el enorme impacto positivo que tendrán estas cocinas en su economía y salud familiar y ambiental. Esperamos que, durante los próximos meses, según lo programado, el proyecto pueda alcanzar también con éxito a las comunidades de Villa Kokomo y Paz y Reconciliación.

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