Gracias a la financiación de Ayuntamiento de Sagunto, Ayuntamiento de Avilés y Ayuntamiento de Oviedo, un año más se ha conseguido garantizar el derecho a una alimentación adecuada y reducir la morbimortalidad infantil en 7 comunidades originarias quechuas y aimaras ubicadas en el Municipio de Sacaca, una de las zonas más vulnerables del Norte de Potosí, dónde todos los indicadores socioeconómicos presentan índices alarmantes de pobreza, desnutrición y morbilidad infantil.
Con los comedores y huertos escolares que el proyecto ha implementado a lo largo del curso 2023, se ha logrado un impacto significativo en la salud y alimentación de 772 niños y niñas (391 niños y 381 niñas), siendo un paso importante en el camino hacia la erradicación de la desnutrición y la promoción de la educación de calidad en las comunidades beneficiarias. Además, gracias a la implicación de las familias y de la comunidad en general, se ha podido establecer una red de apoyo y colaboración promoviendo la autosuficiencia y la sostenibilidad a nivel local.
Estos niños y niñas han podido acceder a un menú diario (de lunes a viernes), confeccionado para garantizar una alimentación equilibrada de acuerdo con sus necesidades en esta edad infantil, trabajando también en la mejora de los hábitos alimentarios e higiénicos en los hogares, a través de talleres de higiene y nutrición en coordinación con el Servicio Departamental de Salud Boliviano, lo que ha mejorado su estado de salud y, por ende, reduce el riesgo de enfermedades y condiciones que son comunes en áreas donde la desnutrición es un problema grave.
A través de la implementación de invernaderos en cada una de las comunidades educativas, en los que se producen verduras y hortalizas que son consumidas en los comedores escolares, se fomenta el autoabastecimiento y la soberanía alimentaria en las comunidades escolares. Al producir verduras y hortalizas de forma local, los estudiantes y el personal educativo pueden tener acceso a alimentos frescos y de calidad sin depender de proveedores externos.
Además, los huertos escolares son una herramienta educativa para que los estudiantes aprendan sobre la importancia de una alimentación saludable y equilibrada, así como adquirir habilidades prácticas relacionadas con la agricultura. Al cultivar sus propios alimentos, los niños tienen la oportunidad de conocer de primera mano de dónde provienen los alimentos, cómo se cul tivan y la importancia de consumir productos frescos y orgánicos. El conocimiento adquirido en el invernadero escolar puede ser replicado en experiencias domésticas, para cultivar alimentos en casa, promoviendo así la autonomía alimentaria y la sostenibilidad en el hogar.
Otra de las labores del proyecto es inspeccionar el estado de las infraestructuras escolares y realizar las labores de mantenimiento requeridas en cada una de ellas para la puesta a punto previa al comienzo del curso. Así, tras las visitas de supervisión de los comedores se detectó la necesidad de instalar hornos industriales en las escuelas de Tarwachapi, San Luis de Sacaca y Layupampa, para que las cocineras elaboren el menú diario de manera más efectiva y rápida. Además, mediante la entrega de 10 mesas de comedor y 20 bancos corridos, se ha renovado el mobiliario del comedor de la escuela de Tarwachapiya, ya que presentaba mesas y sillas rotas, con peligro de caídas y de salubridad para los alumnos y alumnas de la escuela.
El impacto de la intervención es percibido por los beneficiarios y los actores locales; así, según el testimonio del profesor Daniel Lisidro Ballesteros, director de la unidad educativa de San José de Vila Vila:
En años pasados y cuando no había los comedores escolares Voserdem y sus complementos, el avance académico y el rendimiento educativo de los alumnos era muy deficiente, porque claramente los niños y las niñas carecían de una alimentación adec
uada. Todos los profesores del Municipio de Sacaca conocen que, en extremo Norte de Potosí, los escolares solo tenían y todavía tienen en una gran mayoría, un almuerzo, quizás de un poco chuñito cocido, con papa cocida y algo de sal, y de paso frío. A veces, no tenían nada y ello así, por la extrema pobreza que azota a las comunidades indígenas originarias aimaras y quechuas de estas regiones. Muchos niños y niños, de 5 a 12 años y también los adolescentes de secundaria, llegan a la unidad educativa caminado desde lugares alejados, partiendo a las 7.00 y llegando la Unidad Educativa a las 9:30. Triste y muy dura realidad. Ahora y desde la implementación de los comedores escolares y sus complementos, ya en algunas comunidades, los niños, las niñas y los adolescentes, consumen alimento que les da energía y fuerza para su aprendizaje y salud.
En resumen, el apoyo del Ayuntamiento de Sagunto, el Ayuntamiento de Avilés y el Ayuntamiento de Oviedo ha sido fundamental para mejorar las condiciones de vida de los niños y niñas en estas comunidades, favoreciendo su crecimiento y desarrollo saludable, así como su acceso a una educación de calidad. Gracias a este proyecto, ejecutado sobre el terreno por VOSERDEM, socio de Infancia sin Fronteras desde hace más de dos décadas, se ha logrado avanzar en la lucha contra la desnutrición infantil y se ha sentado las bases para un futuro más prometedor para estas comunidades vulnerables del Norte de Potosí.
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